miércoles, 12 de septiembre de 2007

6 años despues... 11-S


Recuerdo que estaba trabajando en el colegio americano School of Tomorrow, cuando una madre se acerco hasta las oficinas para decirnos... OS HABEIS ENTERADO??? bueno imaginaron en un colegio americano.

Yo vivía a 2 calles del colegio y fui corriendo a casa para ver si no se trataba de alguna broma o exageración a la que estamos acostumbrados muchos. Pero lo que veía en la tv iba mucho mas lejos que lo que podría imaginarme, llegué justo en el momento en que el segundo avión se empotraba contra la segunda torre de las WORLD TRADE CENTER.
Un 11 de Septiembre del 2001, fué el día más oscuro de la historia de EE.UU, las hermanas gemelas del World Trade Center cayeron de pié a las 9,59 am la torre norte, y 10,29 la sur derumbándose por causa al estrellarse 2 aviones Boeing 767-300, el primero del vuelo 11 de American Airlines impactando a las 8,56 am y el segundo a las 9,02 am. A cinco años después el mundo se pregunta que cambió... ?, y cuánto más cambiará... ??.
Los que sobrevivieron a la tragedia tienen alguna anécdota para contar de los momentos trágicos y horror que les tocó vivir.

Desde aquél momento en que cayeron las Torres Gemelas, el World Trade Center como también era conocido se convirtió en una inflexión histórica irreversible para los que lo sobrevivieron.

El diseñador de las Torres Gemelas, el arquitecto Leslie Robertson no podía explicarse con su asombro por la mayor tragedia ocurrida en el mundo al pueblo norteamericano, llevada a cabo por una organización terrorista Al -Qaeda, que llamaron en clave operación el "postre S" , a quién después se lo vinculó a Osama Bin Laden como su instigador intelectual.
El mundo del 10 de septiembre y el mundo del 11 de septiembre de 2001 son radicalmente distintos, los separó una lúcida sacudida que, seis años después, se ha convertido en todo un nido de información sobre el Mal, indispensable para ganar una guerra de supervivencia y de civilización como la que hoy se libra a escala global.

Retrospectivamente, los avances en el cerco al espantoso enemigo han servido para comprender los errores del pasado, cuando la amenaza hibernaba en su nido y Occidente la ignoraba porque, según se proclamó tras el derrumbe del imperio soviético, la Historia había llegado a su fin y la civilización del derecho natural, la propiedad privada y la libertad personal se desenvolvería, al fin, libre de todo enemigo por siempre jamás. Hoy, seis años después del 11-S, sabemos que ese análisis fue erróneo y condujo a decisiones equivocadas como la política de oídos sordos y apaciguamiento de la Administración Clinton.

Hoy, gracias a los monstruosos sacrificios de vidas humanas del 11 de septiembre de 2001, 11 de marzo de 2004 (Madrid) y 7 de julio de 2005 (Londres), sabemos que ningún país está a salvo del terrorismo. También sabemos que no basta con blindar fronteras y aislarse. Los terroristas están dentro de las sociedades abiertas, aunque responden a centros de mando y adoctrinamiento lejanos, a los que, en el futuro, habrá que seguir yendo a cortar la cabeza de la hidra.

La guerra declarada el 11-S está bien orientada, apunta al verdadero objetivo y éste se está alcanzando, a pesar de que el enemigo aún hará mucho daño. Sin embargo, la gran paradoja de esta guerra es que Occidente nunca ha estado tan dividido como ahora, que sabe casi todo lo que hay que saber para ir a por los terroristas.

La horrenda masacre de más de 3.000 inocentes en los ataques contra el World Trade Center de Nueva York, el Pentágono y el secuestro y derribo del vuelo United 93 obligó a los Estados Unidos a desistir de la tentación aislacionista con la que George W. Bush llegó a la Casa Blanca. Comprendió que se defenderían de manera más eficaz si perseguían a los terroristas allí donde se escondiesen y si combatían su ideología con educación, igualdad de derechos y comercio abierto.

Un hombre llamado Ed Fine era uno más que vivía en New Jersey y ése día transitaba por Manhattan con su maletin cubierto de polvo y un pañuelo sobre su nariz entre los escombros del trágico día, arrancado de su rutina por su estado de shock. Había estado 15 minutos antes en la torre norte viendo como se derrumbaba al tener una entrevista y había logrado escapar de la explosión que había dejado el primer Américan Airlines al impactar en el edificio contiguo con 50.000 litros de combustible.

El recuerdo que guarda su memoria de aquél fatídico día es su maletín que fué su compañero de desgracia que dejó de usarlo hace 3 años para guardarlo en un armario como triste objeto, cambiando el recuerdo por otro como una deslealtad confesa por él como lamento.

A veces la palabra "milagro" no alcanza para definir la suerte por haber sido rescatada y tener sobrevivido al 11.S cuándo al reaccionar volviendo en sí, me encontraba en brazos de un socorrista para ser llevada en una ambulancia con quemaduras y brazos destrozados. Fuí una de las últimas víctimas en salir de la trágico escenario de horror rescatada por un guardia de seguridad, que luego al pasar el tiempo terminamos con una profunda amistad que mis amigos hoy no alcanzan comprender. Después de superar un estrés postraumático me siento más tranquila, ya que veo las cosas de otra manera para mí, que ahora vivo con mayor plenitud y valorando más la vida después de haber conocido quién me rescató.

Rescato una lección de vida buena para mí porqué tengo la oportunidad de contarla y eso me pone mejor ya que mi vida continúa.... confiesa, al ser una de las 12 sobrevivientes de los 200 compañeros que aguardaban descender del piso 78 donde era necesario trasbordar de ascensor, perdiendo al resto de mis compañeros de trabajo, cuándo unos pisos más arriba tenía estallado el avión 767-300 Boeing de Américan Airlines a las 9,02 am con el estupor que nos provocó y no podemos olvidarlo más, explicó Donna Spera que hoy tiene 41 años y puede contarlo....

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